Empezamos agosto en plena forma y con el barco lleno. Vuelven con nosotros los fieles tripulantes que año tras año se apuntan a las propuestas viajeras del Mabrouk. Este verano las Azores nos acogerán con cariño des del medio del Atlántico. Navegamos de isla en isla sorteando olas de un par de metros y rachas de viento de 35 nudos. Todos pasamos por el timón con ganas de catar las olas atlánticas. Una vez en tierra alquilamos una mini van con Mireia al volante que nos pasea por todos los rincones de las islas que siguen repletas de hortensias en flor, paisajes envueltos en niebla, acantilados de infarto, vistas de Pico y su magnífica montaña, faros desterrados tierra adentro por la erupción de un volcán submarino o bien destruidos por un terremoto. Y cuando el sol empieza a esconderse detrás de los pastos moteados de vacas blancas y negras volvemos al Mabrouk para seguir nuestro periplo en la isla vecina.
