sábado, 26 de febrero de 2011

Santa Lucía








Hace unos días que llegamos a la isla de Santa Lucía, a 22 millas al sur de Martinica. La primera noche fondeamos en Rodney Bay, parada obligatoria ya que teníamos que pasar por aduanas para legalizar nuestra estancia en dicho país. Se trata de una labor ardua y compleja para la seguridad nacional y por ese motivo son imprescindibles 4 policías para ponerte un sellito. Uno que te da el formulario, otro que lo revisa una vez cumplimentado, un tercero que te estampa el sello en el pasaporte y el último que te cobra la entrada al país.
Tras finalizar la burocracia fuimos al banco a cambiar Euros por Eastern Caribbean, moneda necesaria para poder movernos en todas aquellas islas que no son franchutes.
Salimos de Rodney Bay dirección las Pitons, un Parque Nacional espectacular tal como podéis ver en el video que os colgamos en el Youtube. Cuando te acercas a la entrada del parque empiezan a aparecer lanchas de rastafaris que intentan que te quedes a dormir y fondees en una bolla que ellos muy amablemente y a cambio de una propina teóricamente voluntaria, te pasan el cabo por la argolla de la bolla, oh gracias que amabilidad!, y por el mismo precio te atan a tierra con otro cabo y así no quedas tan atravesado por las olas y no te mueves tanto. En realidad el mar nos ha estado acunando toda la maldita noche con más vehemencia de la necesaria.
Por la mañana, cuando han empezado a llegar de nuevo las lanchas nos hemos ido hasta el sur de la isla en un pueblo con fondeo que queda lejos de la ruta de barcos y por lo tanto no hay guiris, ni complejos hoteleros, ni nada que enmascare la realidad del país.
Como no,  al llegar al muelle donde habíamos de dejar el dingui ya nos esperaba un amable señor que nos ha ayudado a poner el candado al dingui. Después nos ha acompañado un trecho hasta la salida de la lonja de pescado mientras empalmaba una palabra tras otra sin respirar y nos indicaba donde estaba el supuesto super para guiris, o el Internet, y hasta el aeropuerto! En fin, otro al que se le tendrá que pagar una propina por tan inestimable servicio.
Hacía un calor sofocante, la calle principal donde se desarrolla toda la actividad comercial estaba salpicada de puestos callejeros, sobretodo de hortalizas y fruta, y los comercios abarrotados de genero y en penumbra para escapar del sol. Bastante pobreza  traspiraban algunos de ellos y con algún problemilla con la botella, pero a sido un paseo bien agradable, hemos comprado ajos tiernos a una señora que ha intentado hacer el agosto con los dos únicos blancos que corríamos por allí, y que hoy nos comeremos en una deliciosa tortilla!

1 comentario:

  1. Molta, molta, moltíssima sana enveja, parelleta, amb aquest video!!! Passeu-ho molt bé!!! Ah, ja està confirma't, ens veiem a les Azores la primera quinzena d'agost!!!

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