sábado, 19 de marzo de 2011

y más Caribe...









Hoy ha sido una jornada redonda para una neófita en fauna marina como yo.
Nos encontramos en un fondeo rodeados de arrecifes de coral y el Mabrouk anclado a 2 metros de una blanca y fina arena salpicada de estrellas de mar en tal cantidad como no habíamos visto hasta ahora. La barriga del Mabrouk luce esplendida con tan elegante compañía!.
De buena mañana nos hemos acercado con el dingui a uno de los arrecifes que quedan más alejados del barco. Este linda con un barranco no muy profundo, ya que con la vista ves el fondo, pero claramente hay un brusco descenso de la profundidad en relación con el arrecife.
Andábamos con Oscar entrando y saliendo del laberinto coralino cuando nos hemos topado con el barranco. Hemos nadado paralelos al abismo cuando Oscar me ha señalado la sombra de un pez blanquecino bastante grande que se perdía en la oscuridad. Me he quedado mirando el punto por donde había desaparecido y me ha sorprendido ver que de golpe aparecía nadando con cierta prisa en dirección nuestra un pececito, y detrás otro, y dos más a todo correr!. He pensado que esos tenían pinta de estar escapando de algún pez con hambre cuando de repente, ¡zas!, aparece un tiburón de metro y medio, negro, con la cabeza chata y contorsionándose en el fondo del barranco mientras nosotros dos flotábamos encima de su cabeza. Me he agarrado a Oscar y he empezado a bracear con intención de salir en estampida. Oscar me ha hecho un gesto para tranquilizarme. Obviamente el tiburón ni caso. Ha dado un par de vueltas y ha vuelto a perderse en la oscuridad.
Ha sido muy emocionante!, aunque yo he seguido agarrada al brazo del capitán hasta que hemos vuelto al dingui por si acaso aparecía de nuevo por detrás de alguna loma o lo teníamos en la retaguardia!.
Una vez en el barco Oscar me comentaba que los tiburones que viven en los arrecifes no hacen nada, que más territoriales son las barracudas con su cara de mala leche y sus dos dientecitos apuntando el cielo, que en caso de meterte en su territorio te van siguiendo insistentemente para que te largues cuanto antes, pero claro!, un tiburón por muy pacifico que sea de entrada te acojona por ser quien es!.
Antes de comer hemos hecho otra salida a otro arrecife. Y fíjate quien estaba por ahí!, el Sr. Barracuda de medio metro con su cara de pocos amigos. Aún no había tenido el honor de ver uno en directo y menos que nos acompañara hasta la puerta. Ciertamente no me ha gustado mucho tenerlo a poca distancia de mis pies hasta que ha considerado que ya no éramos multitud en su casa!.   
Como os digo!, día redondo!

1 comentario:

  1. caram!!! i d'això no hi ha fotos?? de la cara de pànic mentre t'agafes al bracet?

    marranos!!
    (si vosaltres aneu fent dentetes... tenim permís per inslutar, no?)

    ResponderEliminar